Por Ivan Melo
En el mundo del Aikido, se ha vuelto extremadamente popular hablar de estilos. Lo más común es considerar una entidad política o institución como un “estilo”. “Ellos son del Aikikai”, “él es de Iwama”, “ella practica Tomiki” y así sucesivamente. También es frecuente suponer que ser parte de una institución en particular significa que tendrás el mismo “estilo” (en términos de habilidad y/o competencia), ya sea física o espiritualmente, que el maestro/a que fundó dicha institución.
Ciertas suposiciones pueden ser aún más superficiales. Por ejemplo, al conocer a alguien por primera vez no hace mucho tiempo en Japón, esa persona asumió que yo era de la línea del Sensei Chiba solo porque estaba usando un hakama de algodón índigo. (Para que conste y por si te importa mi elección de vestimenta, simplemente adoro la sensación del algodón pesado y el proceso tradicional que genera el fascinante azul índigo del tinte Aizome).
Quizás este enfoque en el estilo se ha vuelto más fuerte con la modernidad. Las sociedades consumistas y orientadas a la imagen en las que la mayoría de nosotros vivimos ahora son terreno fértil para conclusiones superficiales, como “usas un hakama índigo, por lo tanto eres de Birankai”.
Otro ejemplo de esto fue lo que me contó un amigo hace un tiempo. Él es un profesor muy respetado y experimentado en Brasil, y mencionó que había notado más personas moviéndose como si estuvieran siendo filmadas mientras entrenaban. Interesante, ¿verdad? Estaban tratando de lograr una forma predeterminada y estéticamente agradable de moverse que tenía poco que ver con lo que él estaba mostrando.
Si observamos a algunos maestros/as bien conocidos, puede haber y hay patrones o enfoques reconocibles de entrenamiento utilizados por ellos y asociados con ellos, como el Sensei Yamada, el Sensei Saotome, la Sensei Okamoto, etc. Entonces, la tentación de definir su manera como un “estilo” sigue existiendo.
El término “estilo” se refiere ampliamente a una manera distintiva de expresión, comportamiento o desempeño. En cada contexto en el que se aplica, “estilo” significa un patrón o enfoque único y a menudo reconocible que distingue una entidad de otra.
Sin embargo, si el estilo es “unicidad”, ¿entonces seguramente hay tantos estilos como personas vivas? Solo hubo un Sensei Chiba, solo un Donovan Waite, solo uno de ti y uno de mí. Por lo tanto, no importa cuánto y por cuánto tiempo intente, nunca tendré el Aikido de ellos ni de nadie más; desde el primer día hasta mi último día en el tatami, solo puedo ser yo mismo.
Entonces, en cierto nivel, ningún estilo es mejor que otro, pero como dijo famosamente Shunryu Suzuki: “cada uno de ustedes es perfecto tal como son… y les puede servir un poco de mejora”.
Porque, nos guste o no, todos compartimos una constitución biomecánica similar, que respeta ciertas leyes naturales que operan en este planeta y, si alguien quiere aprender a luchar con o sin armas, de pie o en el suelo, de larga a corta distancia, hay métodos para ayudarle a hacerlo de manera eficiente.
Un método, por definición, proporciona una forma de encapsular funcionalidad, programar y mantener una forma de comportamiento. Un método eficiente es aquel que puede hacer esto en el menor tiempo, esfuerzo y recursos de manera consistente.
En su entrevista de radio en 1962, cuando se le preguntó sobre sus habilidades marciales, si eran únicas para él o si había un método por el cual las personas pudieran aprenderlas, O Sensei respondió: hay un método.
Si ese es el caso, y yo creo que lo es, debemos ocuparnos en la tarea de entender los principios físicos que subyacen al Aikido como un método, no necesariamente intelectualmente (aunque es una parte importante, si fuera solo intelectualmente, los doctores en física serían los mejores artistas marciales), sino principalmente en nuestra práctica física.
Por ejemplo, a la gente le encanta citar la frase de Mike Tyson “todos tienen un plan hasta que reciben un puñetazo en la cara”. El uso excesivo de la frase es un testimonio de que la realidad física de los huesos de un hombre de 100 kg, propulsados como una bala por el espacio, obedeciendo las leyes físicas de la naturaleza y golpeando con precisión la mandíbula de otro hombre con 126 kg por cm² de fuerza, es difícil de discutir. Para dar algo de perspectiva, una persona promedio no entrenada produce un golpe de aproximadamente 10 kg/cm².
Tyson es alguien que, en el deporte que escogió, buscó las maneras más eficientes de maniobrar su cuerpo para ganar una pelea, preferiblemente a través del medio definitivo e indiscutible de ganar en el boxeo: por knock-out.
Las personas entonces suelen decir: ah, pero yo no entreno Aikido para pelear. ¡Y está bien!
Como sea, incluso si todo lo que queremos lograr es un alto nivel de ejecución de las técnicas de Aikido, para disfrutar del entrenamiento en un entorno no combativo, si somos objetivos (y creo que los Aikidokas son notorios por su falta de reflexión objetiva), todavía necesitamos entender cómo maniobrar nuestros cuerpos de manera eficiente y respetando los principios de compromiso marcial/energético de acuerdo con el arte.
¿Quién no ha escuchado “oh, necesitas sentirlo/la para SABER”? Como si hubiera algún trabajo mágico ocurriendo en su técnica. Este fenómeno generalmente se observa en una persona de alto rango, que apenas puede mantenerse en pie, está más desequilibrada que sus propios ukes que simplemente saltan a su alrededor (probablemente porque, de lo contrario, no habría nada más que hacer).
Digamos que quieres aprender a tocar el piano y ser capaz de interpretar las sonatas de Beethoven, habrá mejores métodos para hacerlo y mejores profesores para ayudarte a lograrlo, a menos que estés feliz con solo tocar Estrellita Dónde Estás. De manera similar en el Aikido, veremos que hay métodos más efectivos que otros para alcanzar los objetivos del arte.
Dos ejemplos me vienen a la mente, de personas que se unieron al dojo de mi sensei a lo largo de los años. Vinieron de otros lugares, otros métodos de Aikido (no estilos) y generalmente vienen porque él era uno de los alumnos más cercanos de su sensei, por lo que hay una expectativa y un misticismo asociados con eso.
Ninguno de ellos estaba a la altura de la tarea, técnica, física o mentalmente hablando. La primera persona no logró dejar de lado su miedo, su orgullo y su ignorancia, que es lo que realmente importa; la última vez que vi a esta persona, su cuerpo seguía siendo débil, no entrenado y sin habilidades. Supongo que tocar Estrellita Dónde Estás fue su elección.
¿La segunda persona? Todavía está en el dojo, trabajando duro e inteligentemente, alcanzando alturas cada vez mayores.
¿Por qué mencioné esto? Porque “ser uno con el universo a través del Aikido”, que es la afirmación de algunos dojos, es bastante difícil de experimentar si nuestro cuerpo terrenal carece de movilidad, es débil y rígido y nuestros ukemis están subdesarrollados. Creo que solo cuando se practica continuamente un método más eficiente de entrenamiento, el Budoka puede acceder a niveles más elevados de conciencia y producir sabiduría a partir de eso.
Volviendo a usar la interpretación musical como un paralelo para la reflexión, hay mucho más que técnica en la música de Bach, Beethoven, John Coltrane o Yamandu Costa, por ejemplo, pero ciertamente no podrás interpretarlos y expresar altos niveles de musicalidad sin una enorme cantidad de entrenamiento técnico.
También creo que los Aikidokas deben pensar en sí mismos como Budokas (practicantes del camino marcial), no solo como alguien que practica Aikido. En el momento en que definimos y nos especializamos, nos encontramos encerrados en un mundo más pequeño. Con una visión más amplia, comenzamos a encontrar oportunidades para buscar un conjunto de habilidades más equilibrado, ya que, por más eficiente que pueda ser un determinado método de entrenamiento, siempre habrá fallas y es tarea del Budoka reflexionar sobre ello, entender lo bueno y lo malo de cada método y hacer lo que pueda para equilibrarlo.
El gran maestro zen Takuan Soho lo dice mejor que yo, con ramificaciones que van mucho más allá de lo que mi breve artículo puede abarcar, pero en el capítulo 7 de su “Los misterios de la sabiduría inmutable” habla sobre la mente que no define ni estiliza. Por favor, léelo con atención:
Hay lo que se llama la mente original y la mente engañada. La mente original no se detiene en una sola posición. Es la mente que se expande y se extiende por todo el cuerpo y toda la sustancia. La mente engañada es la mente congelada en una sola posición por la concentración constante. La mente original, reunida [o concentrada] y rígida en una sola posición, se convierte en lo que se llama la mente engañada. La mente original desaparece cuando su funcionamiento en posición tras posición se pierde, y se unifica cuando no se pierde.
Hay lo que se llama la mente de la mente existente y la mente del no-mente. La mente de la mente existente es idéntica a la mente engañada, y como el título [de este concepto] “mente existente” se lee como “la existencia de la mente”, es una posición llena de pensamiento unidireccional hacia cualquier cosa. Cuando la discriminación y la conceptualización producen pensamientos en la mente, se refiere a la mente de la mente existente. La mente del no-mente es la misma que la mente original descrita anteriormente; es una mente libre de solidificación y asentamiento, discriminación y conceptualización y similares. Se extiende por todo el cuerpo, y la mente que se mueve alrededor y a través de la sustancia completa se llama no-mente. Esta es la mente que no está posicionada en ningún lugar. No es, sin embargo, como la madera o la piedra. No detenerse en ninguna posición se llama no-mente. Al detenerse, hay algo en la mente, pero al no detenerse en ninguna posición, no hay nada en la mente. Nada en la mente se llama la mente del no-mente, y también se llama no-mente y no-pensamiento. Si uno es capaz de practicar completamente esta mente del no-mente, no se detendrá en una sola cosa, y no perderá una sola cosa. Constantemente, como estar lleno de agua, existe en este cuerpo y responde en funcionamiento cuando es necesario.
El camino sigue siendo el mismo: encuentra un método que te guste, encuentra al mejor maestro que puedas encontrar en él y entrégate a ello.
N.B. El extracto del libro de Takuan Soho fue traducido desde la versión en inglés. La “mente original” y “mente engañada” aparecen en algunas traducciones al español como el “espíritu innato” o “mente existente” y el “espíritu ilusorio” o “mente confusa”.
Bibliografia:
“The Mysterious Record of the Immovable Wisdom – Takuan Soho.
“Zen and the Creative Process: The “Kendo-Zen” Thought of the Rinzai Master Takuan” – Dennis Lishka.
Budo: the way of the warrior podcast (Episode 20): https://open.spotify.com/episode/4XnsYKKvXKxUmBmTuArWnT?si=mrHMzGpmR6yl_lhRIPNl-g
Zen Mind, Beginners Mind – Shunryu Suzuki